Diego está en Nápoles y habló. Regresó a su tierra y habló de todo. Y cuando largaba palabras en un italiano españolizado, el silencio se respetaba como si estuvieses en una iglesia, como si hablara el Papa, hasta que los aplausos irrumpían al final de cada frase. Así lo respetan en un sitio en donde es Dios. Su lengua, filosas si las hay, pasó por todos los temas: pidió “justicia” por su cuestión con el fisco, contó su sueño de dirigir al Napoli, tiró palos ocultos en bromas y dijo que él seguirá siendo el número uno de la historia. “Messi es buenísimo, pero siempre creo que fui el mejor”, tiró Maradona ante sus fieles y muchos micrófonos.
La parla de Diego arrancó con la cuestión que lo llevó a Italia después de ocho años. Llegó acompañado de muchos guardaespaldas y con los abogados Angelo Scala y Angelo Pisani. “Diego no es un fugitivo, la supuesta violación no es original. No es una guerra con la Agencia Tributaria, solo vamos a firmar un acto de defensa", explicó Pisani, para luego darle lugar al verdadero protagonista. “Vuelvo para contar todo. Los que firmaban los contratos eran Coppola, Franci, Ferlaino y Gallo. Y son libres. Cuando vine me quitaron los pendientes. ¿Por qué me cobran a mí y no a ellos, cuando he dado mi vida en Nápoles? No soy una víctima porque he ganado mucho, pero yo no sabía nada acerca de los problemas contractuales. Puedo mirarlos a la cara, porque no he matado a nadie”, empezó. “Muchos dicen que la Justicia no existe. Yo quiero creer que conmigo va a existir”, agregó, esperanzado en solucionar la disputa monetaria con el Fisco. Y bromeó: “Si yo tengo 40 millones de euros no estaríamos acá. No trabajo más”.
Pasando en limpio, el Diez fue condenado en 2005 por el Tribunal de Casación a pagar 37,2 millones de euros (23,5 son de intereses), por no haber cumplido con los impuestos en su paso por el equipo del sur. La Justicia de Italia, en tanto, inició una nueva investigación por errores en el procedimiento. “Yo soy un hombre grande y sé cuando tengo que pedir disculpas. El problema es que no sé a quién pedirle perdón en este tema. Quiero volver a Italia con mi nieto y que vea Nápoles. Quiero que él sepa lo que ha hecho su abuelo y que no sea recordado como un evasor fiscal. Quiero pedir a la Justicia poder caminar libre por Italia y por Nápoles”, completó sobre el tema, para luego pasar a otros tópicos.
Napoli, claro, fue una de las preguntas constantes, pero con cuatro ramas distintas. Por un lado, el presente del equipo que marcha segundo en el Calcio. “El torneo está abierto”, dijo, de hincha. “Me gustaría jugar detrás de Cavani para lanzarlo como lo hice con Careca, con asistencias”, siguió, poniéndose la 10 celeste. Pero eso no es todo. “Mi sueño, como muchos saben, es sentarme en el banco del Napoli, pero hay que dejar trabajar en paz a Mazzarri, que hizo un gran trabajo”, contó. Y tiró un guiño: “Me dicen que Roma o Inter buscan a Mazzarri... ¿Cuándo se irá?”, indagó, levantando la mano, como postulándose. Igual, la relación con el presidente no es la mejor. “Nunca he recibido una invitación de De Laurentiis para venir y ver al Napoli”, tiró Diego.
Para terminar, fue el turno de la polémica en la que lo comparan con Messi y se preguntan quién es el mejor de todos los tiempos. “Espero que Messi le dé a Argentina el Mundial, pero no será fácil porque lo conocen. En el último partido, el Milan le construyó una jaula. Para mí es un gran chico, pero siempre creo que fui el mejor”, opinó. Y recordó al morocho: “¿Pelé? Jugaba contra jugadores que no se movieron en la cancha”. Cerró, claro, con aplausos y con la pelota en su cabeza, como no podía ser de otra manera. El viernes volverá al San Paolo, su templo, para estar en el duelo entre el Napoli y la Juve.
